En la vida todas las personas sufrimos duelos o pérdidas: seres queridos (familia, pareja, amigos), trabajos, etc. La muerte suele ser la más impactante y dolorosa de todas. Muchas veces tratamos de ignorarlos como si no hubieran ocurrido y terminamos acumulando duelos no resueltos, que a la larga nos causan problemas psicológicos tales como traumas, depresión, entre otros.
Ante un duelo nos sentimos rotos, a veces incompletos y sin saber qué hacer para sobrellevar la pérdida. La sensación puede ser como una nube negra que nos impide seguir adelante. Todo es pesado y nada tiene sentido.
La intensidad del duelo está relacionada con la importancia que le damos a lo que hemos perdido. Siempre pensamos en personas, un trabajo, suspender una materia, etc. Y también existe otro tipo de duelo del que no se suele hablar: el duelo por lo no vivido.
Este duelo es cuando sufrimos por algo que no ha sido y no será, aunque luchamos porque creemos que debe llegar a conseguirse. Por ejemplo, un estilo de vida soñado y no alcanzado; una carrera; una pareja que nunca llegará; lo que creemos merecer y no conseguimos; un trabajo para el que nos hemos formado, pero no hemos alcanzado y no alcanzaremos, etc. Sin darnos cuenta nos afecta a nivel emocional, mental y conductual.
Para una buena elaboración y resolución del duelo hay que transitar un camino que muchas veces es complicado, y para el que muchas veces es importante pedir ayuda profesional.
Sea cual sea tu duelo, si necesitas ayuda no dudes en contactar conmigo.