La ansiedad y el estrés son dos de los problemas que más nos afectan en nuestro desempeño diario. Interfieren en nuestras relaciones familiares o de amistad, en el trabajo o en el estudio y muchas veces nos ocasionan problemas del sueño o del apetito, falta de deseo sexual, pensamientos obsesivos, etc.
Vivimos en una sociedad muy estresada en la que intentamos estirar el tiempo que no tenemos o queremos llegar a la perfección en el cumplimento de todas las obligaciones del día a día.
El propósito de la ansiedad es protegernos. Nos hace luchar o huir de la situación estresante. El problema surge cuando activamos demasiado la ansiedad. Eso nos genera una preocupación constante ante amenazas como suspender una materia, perder el trabajo, enfermarnos, caer bien a los demás, etc. Esta preocupación secuestra nuestra atención y la dirige a las situaciones todavía no vividas (el futuro) y a todo lo que podría pasarnos. Como consecuencia, nuestra mente entra en un bucle de pensamientos (rumiación) sobre esas preocupaciones.
Si te has sentido “secuestrado/a” por la ansiedad y el miedo, es importante que recuerdes que muchas veces esa ansiedad nos intenta dar un mensaje que no estamos preparados/as para escuchar o para hacerlo consciente. Tratamos de evitarlo y al hacerlo la ansiedad se hace más fuerte.
Si ese es tu caso, recuerda que esto se puede trabajar desde la psicoterapia mediante técnicas y ejercicios que ayudan a liberar tu mente de los pensamientos en bucle que la tienen secuestrada y enfrentarte mejor al día a día, sabiendo que puedes afrontar o huir ante cualquier situación que te amenace.